Sylvia Plath, esa flecha. #Escorpión 22 octubre - 21 noviembre
Sylvia Plath, esa flecha
@bestiecilla
Lo último que yo quería era seguridad infinita y ser el lugar desde el cual parte una flecha. Quería cambio y emoción y salir disparada en todas las direcciones yo misma.
- Sylvia Plath, La campana de cristal
Hay escritores que se convierten en personajes de sus propios libros. Algunos son figuras secundarias que se asoman como haciendo un cameo en la película de su vida; unos se cambian el nombre, otros lo conservan y se colocan al centro de su obra, se vuelven su obra.
La poeta norteamericana Sylvia Plath, escorpión arquetípica, es un ejemplo de esto último. El libro que cuenta su vida se llama La campana de cristal y fue publicado bajo el pseudónimo Victoria Lucas en 1963, un mes antes de que Plath se quitara la vida.
La protagonista de la historia es Esther Greenwood, una joven universitaria que recibe un prestigioso premio para pasar unos meses en Nueva York trabajando en el sector editorial. Durante su estancia, la vida acelerada de la gran ciudad, en contraste con las costumbres rurales de su infancia, convierte su vida en una maraña de conflictos sociales y tensiones morales.
No es solamente por la asociación que se hace comúnmente de Sylvia Plath con la muerte, sino por los secretos y penumbras a los que podemos asomarnos en su escritura, que la poeta es una típica escorpión; una mujer con una vida interior tan apabullante que le resulta imposible escapar de sí misma. En palabras de su alter ego, Esther Greenwood:
Pero no sentía nada. Si la señora Guinea me hubiera dado un pasaje a Europa, o un viaje alrededor del mundo, no hubiera habido la menor diferencia para mí, porque donde quiera que estuviera sentada —en la cubierta de un barco o en la terraza de un café en París o en Bangkok— estaría sentada bajo la misma campana de cristal, agitándome en mi propio aire viciado.
Los nacidos escorpión, uno de los cuatro signos fijos del Zodiaco, son personas intensas y determinadas que a menudo pasan por procesos de transformación de gran intensidad. Regido por Plutón, el planeta del subconsciente y de lo desconocido (temas a los que Plath regresa continuamente en su trabajo), escorpión está asociado a la muerte en un sentido amplio: como oportunidad de regeneración y cambio.
El costo de esa transformación es a veces el descenso al inframundo. No es casualidad el tono confesional, radicalmente íntimo que Plath utiliza al escribir: sus palabras son un viaje a las profundidades, una exploración riesgosa, sí, pero de la cual obtenemos sabiduría. La muerte como alimento. Su amiga Anne Sexton, también poeta, la recuerda así:
Hablábamos de la muerte con gran intensidad, ambas nos sentíamos atraídas hacia ella como palomillas a un foco, nos alimentábamos de ella.